Bosque de Niebla
Este ecosistema mágico, donde la humedad se suspende en el aire, permite a las abejas recolectar néctares de flores silvestres y cultivadas. Las condiciones moldean una miel sutil, casi etérea, que sorprende por su frescura.

El viento trae consigo las nubes. El cielo se oscurece y, entre los árboles y las casas, la niebla se asoma. Se desliza como el humo, moviéndose entre troncos y hojas. Los pájaros, ahora silenciosos, regresan a sus ramas para dar paso a la bruma. Todo parece inmóvil, sumergido en una espesa nube blanca.
Las abejas se apiñan, sus alas vibran al unísono, manteniendo el calor de la colmena mientras protegen a sus crías. Mientras tanto,la niebla camina entre los bosques, acariciando plantas y tierra. Juega con las montañas, moldeando sus siluetas a su paso.
Para despedirla, los pájaros rompen el silencio: sus cantos resuenan entre ramas y arbustos. Todos vuelven a emerger,retomando sus días. El sol, tímido aún, se asoma entre las nubes. Su luz teje juegos con la niebla y la tierra. Y así como el frío llega con la bruma, cuando esta se va, el sol se eleva triunfante, calentando todo a su paso.
Esta es la danza de Tláloc, que visita estos bosques un par de veces al año.
